De sobra es conocido el poder que tiene la música para expresar sentimientos, hablar de cosas para las que no encontramos palabras, acompañarnos en momentos de felicidad y de tristeza… Sin embargo, es en las peores situaciones cuando nos damos cuenta de la importancia que puede tener la música en nuestras vidas.

El confinamiento de la pasada primavera fue ejemplo de ello y, en el caso de que hubiese un segundo confinamiento, seguro que todos volveríamos a recordar la magia de la música. ¿Recuerdas cómo cientos de balcones y terrazas se convirtieron en altavoces de temas musicales? ¿Recuerdas que la pandemia tuvo hasta un himno musical en señal de lucha?

¿Por qué la música nos resulta tan reconfortante? La respuesta está en la dopamina. La música incrementa esta sustancia en nuestro cerebro, poniendo en marcha los circuitos cerebrales asociados al placer. Nos permite aumentar nuestro bienestar y nuestra confianza psicológica y, sobre todo, nos aporta felicidad en momentos en los que realmente la necesitamos.